Compartir con alrededor de 60 mil almas en el FedexFiel, la experiencia musical de nuestras vidas. Llegamos al estadio con tiempo de sobra a pesar del trafico de verano y escuchamos desde afuera la prueba de sonido. Como es costumbre por estos pagos, todos estaban en pleno “tailgating”(una pequeña fiesta en el estacionamiento) sillas, cervezas y hamburguesas incluidas. La música no falto en ningún momento y a las 5:30 PM se abrieron las puertas del estadio.
La espera fue larga, muy larga, demasiado larga. Antes y después del evento hubo muchisimos problemas de trafico en los ingresos del estadio y no había agua en ciertas partes del complejo. La actuación del duo local Thievery Corporation no se disfruto demasiado y el publico estaba mas ocupado en resguardarse de la lluvia que en escuchar a la banda. Eso fue alrededor de las 7:30, hora prevista para el inicio del show.
Después de música, efectos especiales en pantallas y el fin de la lluvia, Sir Paul subió al escenario a las 9 en una húmeda y pesada noche en Washington D.C. Con “Baby you can drive my car” empezó la fiesta. La elegante chaqueta negra de PM duro un par de canciones, pero en ningún momento el ex Beatle de 67 anos mostró signos de cansancio o un viso de “esto lo hice un millón de veces”.
Todo lo contrario. A poco de comenzar el recital, dijo que los conciertos eran realmente fabulosos y pidió “un minuto para absorber esto”, mientras caminaba en silencio por el escenario y observaba un estadio entero gritando de pie. Un caballero este McCartney vea, te hace sentir importante y todo.
Unos extras por estar en Washington. “Michelle”: “una canción que el Presidente puede cantar a su dama” y “Signing the changes” que en las pantallas mostró el rostro de Barak Obama. Durante dos horas y media sin parar un minuto la gente canto, bailo y se emociono hasta las lágrimas. Para mucho (y numerosos carteles en la audiencia así lo expresaban) era un sueno hecho realidad, y no se fueron desilucionados.
McCartney recordó que su primer experiencia con los Beatles en suelo estadounidense fue en Washington hace mas de cuatro décadas, “pero en esa época no podíamos escuchar mucho por los gritos”, a lo que el publico replico con un alarido ensordecedor “ese era el ruido”, recordó con una sonrisa.
La audiencia era variada, hippies que siguen siendo hippies, hippies que ahora usan Blackberries y vinieron en Mercedes, grupos de jóvenes y algunas familias. Todos con excelente onda y listos para la fiesta. Hasta los dioses del clima estuvieron de acuerdo: llovió antes y después de recital. Ni una gota durante el concierto.
La seguridad se preocupo mas por las latas de gaseosas que por las cámaras, así que todo el mundo tomaba fotos, filmaba y enviaba imágenes con celulares. Al final de la fiesta, los tradicionales encendedores se reemplazaron por cientos de miles de pantallas de celulares en alto, como una muestra de cómo han cambiado los tiempos.
Pero afortunadamente el tiempo no ha cambiado a un artista de raza, que evidentemente disfruta compartiendo su amor por la música con el mundo. Por eso, muchas gracias Don Paul McCartney, fue todo un placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario