Fin de fiesta. Principio de año. Feliz 2011, o 20-11 como dicen ahora. Pasó la tormenta, y tuvimos una Navidad blanca como en las películas. Aun hay nieve en las veredas y este lunes se acabaron las vacaciones de invierno. Todo el mundo al trabajo o la escuela, a ponerse las pilas.
Como cada primero de enero, las resoluciones de fin de año están en marcha: bajar de peso, ejercitar mas, dejar de fumar, así que durante toda una semana el gimnasio estará lleno, el supermercado venderá mas fruta y en la televisión, nos ofrecerán la dieta de moda que nos dejara listos para este verano.
A partir de esta Navidad, somos una familia conectada con la tecnología. La noche del 24 de diciembre perdí mi eterna batalla contra los jueguitos electrónicos y el Wii entro en mi casa. La excusa? Que se hiciera mas ejercicio, que las visitas tuvieran como entretenerse, que mi familia dejara que protestar, algo de todo eso, finalmente me gano y el famoso aparato rojo (una edición especial por Navidad, así que no pega con nada) descansa triunfal al costado del televisor. Ayer descubrí que también sirve para ver películas, así que a lo mejor me hago amiga y todo.
La tecnología ya estaba instalada entre nosotros, la semana pasada, de vacaciones llevamos mas cargadores que gente. En serio, un promedio de tres cargadores (cámara, teléfono y Ipod) por persona. Pero además del Wii llego el IPad (el chiche es de mama, nadie me lo toca), una maravilla de la tecnología que todavía estoy aprendiendo a manejar y ya les contare.
Pero por lo pronto, para aquellos que dicen que la tecnología nos separa, les recuerdo que hace 15 años yo me colgaba de un balcón con una radio de onda corta en mi departamento en Pamplona para escuchar radio de Argentina. Ahora, el viaje de regreso de las vacaciones lo hicimos escuchando radio Atlántica en el auto y a la mañana, cuando voy al trabajo escucho a Dolina, como en los viejos tiempos.
Por eso, y en esta ola de resoluciones de fin de año, retomo el compromiso del contacto con ustedes, gracias a la tecnología no tengo excusas y gracias a ustedes y el afecto que me han hecho llegar, tengo muchas ganas.
Los quiero mucho marplatenses, y estos fríos días de invierno, se extrañan mas que nunca. Nos vemos.
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